Un problema de salud pública en El Salvador.:
Uso de esteroides anabólicos en los centros fitness.
Resumen
El consumo de esteroides anabólicos está proliferando dentro del campo de entrenamiento en Gimnasios y Clubes Salvadoreños. Este fenómeno es debido a sus potentes efectos sobre aspectos estético-corporales (reducción de masa grasa y aumento de masa muscular) así como aumentos en el rendimiento del entrenamiento.
Desgraciadamente, este consumo de las sustancias anabólicas se realiza de forma no médica, con lo que no se cumple con las precauciones recomendadas. Con ello los riesgos colaterales peligrosos aumenta, pudiéndose presentar síntomas de atrofia testicular, ginecomastia, problemas y disfunciones cardiovasculares, alteraciones psicológicas, problemas sociales etc. El uso de anabolizantes no debería estar presente en los centros fitness, cuya esencia es la promoción de la práctica de actividad física para la salud.
Introducción
Históricamente el ser humano ha pretendido mejorar su rendimiento motor y para ello ha buscado todo tipo de estratagemas. A estas modificaciones "naturales" sobre los factores que influyen en el rendimiento deportivo se les ha denominado como ayuda ergogénica. Este concepto corresponde con aquellas sustancias o sistemas que mejoran el rendimiento de un organismo (Wilmore y Costill, 1998). Estas ayudas se pueden clasificar en varios grupos tal y como se presenta en la taba siguiente (tabla 1):
Estas ayudas tradicionalmente se han dirigido a mejorar aspectos deportivos y atléticos, para mejorar las competencias deportivas. De hecho, el germen proviene de los equipos y selecciones de los países del Este, quienes entendían el deporte como una manifestación de patriotismo, por lo que la victoria deportiva implicaba valores políticos y sociales. Sin embargo, en la década de los 50 existe una elevada muerte de deportistas.
Este fenómeno desencadena en una preocupación social por la utilización de sustancias dopantes. En la actualidad esta preocupación se plasma en los catálogos de sustancias y métodos dopantes muy estrictos y sanciones grandes. Es una especie de fase moralizante, para evitar que grupos influenciables como el de los niños imiten este tipo de hábito (Berning y col., 2004). La asociación más importante para el control del doping, la World Anti-Doping Agency (WADA) justifica que el catálogo que realiza de sustancias no permitidas está fundamentado en:
Que mejoran el rendimiento.
Que es contrario al espíritu deportivo.
Que daña peligrosamente la salud.
La mayoría de doctores e investigadores coinciden en argüir que las drogas ergogénicas pueden provocar daños, ya sea a corto plazo, años, décadas o generaciones después (Berning y col., 2004)
Pese a esta idea mayoritaria, existe una realidad que se ha ido fraguando durantes estas dos últimas décadas. La sociedad está exigiendo que todo el mundo tenga una imagen estereotipada de su cuerpo. Se trata de una imagen errónea, que según Devís (2000), se materializa en dos situaciones. Por un lado, concebir el cuerpo como una máquina y por otro, buscar un cuerpo "danone", es decir lo más estético posible. Estas presiones sociales y la falta de información rigurosa ha desencadenado que en centro fitness, donde se debe realizar ejercicio físico para la salud, prolifere el consumo de estas sustancias con el fin de mejorar aspecto físico (ganar masa muscular, perder grasa) mejorar rendimiento de fuerza, calmarse (Kanayama y col., 2001; Kuhn y col., 2003). El objetivo de este texto es hacer ver una realidad peligrosa de los centros de actividad física en el tiempo de ocio y recreación, por una visión de la salud distorsionada.
Consumo de esteroides anabólicos en los centros fitness:
Existe un abusivo consumo de sustancias dopantes en los centros fitness. Recientemente Parkinson y col., (2006) realizaron una encuesta a 500 usuarios recreativos sobre el consumo de esteroides anabólicos androgénicos (EAA), obteniendo registros poco alentadores y confirmando algunos aspectos ya encontrado anteriormente por Perry y sus colegas (2005)
Entre ellos destaca el abuso de estas sustancias sin prescripción médica.
Los objetivos pretendidos con este consumo no son deportivos sino estéticos.
Las dosis son excesivas en función de la que médicamente se debería recetar.
1 de cada 10 sujetos que se inyectan, lo hacen con técnicas peligrosas.
Las sustancias más extendidas son la hormona de crecimiento y la insulina.
Aproximadamente el 100% percibían subjetivamente mejoras.
Más del 70% experimentó al menos 3 o más complicaciones.
El 96% admitió que de forma paralela las sustancias dopantes tomaba drogas.
El 50 % admitía que había adquirido de forma ilegal dichas sustancias.
Los motivos que incitan a probar las sustancias y métodos dopantes, han sido tradicionalmente de rendimiento. Pretendiendo según Rieu (1993) ayudar a la homeostasis (recuperarse antes, adaptaciones estructurales mayores y con más facilidad…) y favoreciendo el suministro energético (entrenando con más calidad, favoreciendo la quema de grasas, incitando la pérdida de agua…). Sin embargo, para los practicantes recreativos de ejercicio físico, pretenden otros objetivos, ganar masa muscular, perder peso, ganar fuerza (Özdemir y col., 2005), relajarse y calmarse sin ningún tipo de obligación deportiva.
Bajo esta perspectiva los EAA han cogido un excesivo protagonismo en los centros.
Los usuarios de Anabólicos poseen asimilado la imagen corporal estereotipada del género masculino musculado (Kanayama y col., 2006). Por lo que el objetivo de su utilización es para conseguir ser más masculino, y con ello mejorar su autoestima.
Los efectos beneficiosos que pretende un usuario de EAA son los siguiente (Lombardo, 1990 [en el monográfico de Nida] (para una mayor revisión se recomienda acudir a los textos de Yesalis):
alteración de la composición corporal ( estimulando una mayor síntesis proteicas y facilitando una mayor pérdida de grasa).
Aumento de fuerza.
Aumento de la resistencia.
Disminuir el tiempo de recuperación (y con ello entrenar más duro, durante más tiempo).
Fisiológicamente los EAA son hormonas naturales sintetizadas (derivadas de la testosterona) por el cuerpo que facilitan el crecimiento corporal entre otras funciones (Wilmore y Costill, 1998; McCardlle y col., 2004; Kuhn y col., 2004; Hoffmann y col., 2006). Los EEA no tienen efecto único sobre el tejido muscular, sino que muchos sistemas corporales, incluido el cerebro y el corazón (Karila y col., 2003) poseen receptores que los haces susceptibles de verse afectados por los efectos andrógenicos y anabólicos de los EAA (Karila, 2003).
Anabólicos usados frecuentemente sin fines terapéuticos:
Winstrol (principio activo: estanozolol).
Deca-durabolín (principio activo: nandrolona)
Primobolán (principio activo: metenolona)
Testovirón (principio activo: testosterona)
Sustanón (principio activo: testosterona)
Testex (principio activo: testosterona)
Anabolex (principio activo: metandrostenolona)
Provirón (principio activo: mesterolona)
Dianabol (principio activo: metandrostenolona)
Boldone (principio activo: boldenona)
Oxitosona (principio activo: oximetolona)
Omnadren (principio activo: testosterona)
Parabolán (principio activo: trembolona)
Masterón (principio activo: dromostanolona)
Efectos adversos provocados por el uso de los EAA
En la siguiente tabla se presenta los efectos adversos descritos por la administración de esteroides anabólicos androgénicos.{
Calfee y col (2006) encontraron que en jóvenes atletas predominaba el consumo de EAA, precursores anabólicos (androstenedione and dehydroepiandrosterone), hormona de crecimiento, y la efedra alcaloides.
El uso o abuso de los EAA se ve acompañado de la ingesta de otras sustancias como el tamoxifeno para la prevención de la ginecomastia (crecimiento anormal de la zona pectoral del hombre, causado por un incremento de los estrógenos), la aminoglutetimida como endurecedor muscular, la glicerina como definidor muscular, los hipoglucemiantes, diuréticos, enmascaradotes, anfetaminas y demás complementos farmacológicos (Asensio 2001), por lo que los efectos colaterales negativos pueden verse incrementados.
Ayudas ergogénicas nutricionales
Entendemos como ayudas ergogénicas nutricionales un conjunto de ingesta dirigidas a mantener y / o aumentar el nivel de prestación motora, minimizando las manifestaciones de fatiga sin poner en peligro la salud del deportista (ni violar el espíritu deportivo) (Armsey, 1997; González González 2006).
En la reciente revisión realizada por Nissen y col. (2003) han encontrado que tan solo los suplementos de Creatina y de HMB tienen suficientes evidencias científicas para concluir que sirven para ganar fuerza y masa muscular. El resto de sustancias no demuestran efectos claros sobre el rendimiento, ello es debido por según Villegas (2006):
Específicamente, la testosterona a niveles suprafisiológicos, como esteroide anabólico androgénico, también puede no resultar eficaz, combinado con un período de entrenamiento de fuerza de alta intensidad durante 12 semanas, para mejorar los niveles de fuerza y diámetro muscular (Blazevich y col., 2001)
Discusión:
Uso de anabolizantes en la práctica de actividad física en el ocio y la recreación
Las ayudas ergogénicas nutricionales tiene como objetivo cubrir las necesidades musculares y metabólicas del organismo para realizar esfuerzos intensos, una mayor masa muscular, una pérdida de grasa corporal, mayor euforia y favorece un rápida recuperación. Esfuerzos que no son los más recomendados para la actividad física para la salud, más no significa mejor para la salud (Devís, 2000; Rodríguez, 1995; Pérez Samaniego y col., 2003; Jiménez, 2003; Zimmermann, 2004; ACSM, 2004).
Los efectos de los EAA son potenciadores para conseguir fenómenos estéticos y de rendimiento a nivel corporal, que son interpretaciones distorsionadas de la salud (Devís, 2000).
Existe un consenso científico sobre los efectos colaterales negativos que atentan contra la salud, puesto que existen riesgos asociados. Por lo que no se respeta el principio de maxificiencia, es decir, realizar ejercicio físico buscando el máximo beneficio frente al mínimo riesgo.
El uso de anabolizantes o ayudas ergogénicas nutricionales no entran dentro del concepto fitness, donde se promueve la salud. Una filosofía fitness no debe incluir de forma exclusiva la práctica de ejercicio físico, sino que también debe promover la nutrición adecuada y unos correctos hábitos de descanso.
Los esteroides anabolizantes androgénicos son desestimados e ilegales en el ámbito deportivo entre otros por ir en contra del decoro deportivo (WADA, COI). Para el ámbito recreacional atenta contra el concepto de salud integral.
Actualmente existe un abuso evidenciado de estas sustancias en los usuarios de las salas de fitness (Parkinson y col., 2006; Perry y col., 2005) y en atletas jóvenes (Calfee y col., 2006; Pediatrics 1997). Por lo que debería ser tratado como un problema de salud pública porque puede afectar a los grupos influenciables como los niños o gente con sobrepeso.
Conclusiones:
Las instituciones más prestigiosas relacionadas con la actividad física, el deporte y la salud, rechazan el uso de anabolizantes NSCA, ACSM, NATA, WADA, COI, por los riesgos asociados para la salud.
En los centros fitness, los practicantes de actividad física para la salud deberían desestimar el hábito del consumo de esteroides anabolizante andrógenos, y adquirir unos hábitos naturales de nutrición, entrenamiento y descanso. Puesto que la filosofía fitness no requiere de un entrenamiento de intensidad tan elevada como para necesitar de los potenciadores de entrenamiento o recuperadores del mismo.